Factores clave de comunicación para Elecciones Municipales

Factores clave de comunicación para Elecciones Municipales. War Room en la noche electoral de unas Elecciones

Factores clave de comunicación para Elecciones Municipales

Este informe sobre los Factores clave de comunicación para Elecciones Municipales tiene como objetivo analizar qué elementos son más relevantes en la comunicación política para obtener los mejores resultados posibles en unas elecciones municipales. Mi experiencia en este ámbito abarca desde 2011 hasta las últimas elecciones de 2023, sumando un total de cuatro campañas en comunicación online.

La práctica proporciona una intuición valiosa sobre cuáles son las cuestiones clave que deben priorizarse para realizar una campaña eficaz y lograr buenos resultados. Sin embargo, la aparición de la inteligencia artificial (IA) permite contar con una herramienta complementaria para analizar información de manera más precisa y fundamentada.

En este caso, la reciente función de Investigación en profundidad (Deep Research) incorporada en ChatGPT 5 ofrece análisis y conclusiones basados en estudios publicados internacionalmente sobre esta temática, lo cual aporta rigor y certidumbre adicionales a las conclusiones.

En el diálogo con la función Deep Research se plantearon las siguientes cuestiones clave para evaluar estrategias electorales:

  • La marca del partido.
  • Accesibilidad del perfil del candidato y la información completa disponible.
  • El posicionamiento de contenidos y propuestas políticas.
  • La presencia y actividad en redes sociales.

Este informe se centra únicamente en estrategias de comunicación, sin abordar en detalle el contenido específico de los mensajes, los cuales deben adaptarse siempre según la línea discursiva del partido, el perfil de los votantes y el contexto político y socioeconómico vigente.

Introducción

Este informe realiza el análisis de estudios y datos recientes sobre elecciones municipales en España para evaluar qué factores influyen más en los resultados. Se examina el impacto del posicionamiento de contenidos y propuestas políticas, la accesibilidad del perfil del candidato, la marca del partido y la presencia en redes sociales. También se incluyen estudios teóricos relevantes que aporten conclusiones útiles.

Se proporciona un análisis cuantitativo y cualitativo para ver tanto cifras como interpretaciones del impacto de estos factores en el voto municipal en España.

Las elecciones municipales españolas están influenciadas por una combinación de factores que van desde las propuestas de la campaña hasta elementos más estructurales como la marca del partido.

A continuación, se analizan cuatro de esos factores –los contenidos programáticos, el perfil del candidato, la marca de partido y la presencia en redes sociales– con datos recientes y ejemplos cualitativos. Además, se incorporan hallazgos de estudios teóricos relevantes para contextualizar estas dinámicas en el caso español.

Contenidos y propuestas políticas en campaña local

En el ámbito municipal, el posicionamiento programático y la atención a los problemas locales son cruciales. A diferencia de las elecciones nacionales, en unos comicios municipales los votantes suelen fijarse mucho en cómo cada candidatura piensa resolver asuntos concretos de la vida cotidiana: transporte urbano, limpieza, seguridad, empleo local, vivienda, etc.

Los estudios señalan que las municipales marcan diferencias significativas respecto a elecciones de nivel nacional precisamente por ese foco en asuntos próximos al ciudadano. En grupos de discusión con electores españoles se constata la percepción de que “en las elecciones locales se vota a la persona” y a su capacidad para mejorar el día a día del barrio o ciudad, más que a ideologías abstractas (¿Cómo influye el liderazgo político en el comportamiento electoral subestatal? Una aproximación cualitativa). Esta proximidad temática obliga a los candidatos a ajustar sus propuestas a las necesidades reales de cada municipio.

Datos cuantitativos respaldan la importancia de los contenidos locales. Un análisis de la campaña de 2019 en Alicante reveló que la mayoría de partidos centraron más de la mitad de sus publicaciones en Twitter en temas locales, relegando los mensajes nacionales. Solo formaciones como Vox desviaron el foco hacia debates estatales, mientras los demás apostaron por problemas municipales específicos (UMH: Repositorio RediUMH).

Esto indica que las estrategias de comunicación tienden a localizar el mensaje para conectar con las preocupaciones inmediatas del electorado. Por ejemplo, en la contienda de Barcelona (28M 2023) quedaron claros tres ejes programáticos locales: vivienda, movilidad y turismo. Los distintos candidatos ofrecieron visiones contrapuestas sobre estas cuestiones –los comunes defendiendo su modelo urbano, el PSC proponiendo políticas más cercanas a las de JxCat, ERC marcando perfil propio, etc.– cada partido posicionó sus contenidos para atraer votantes según su diagnóstico de la ciudad (Vivienda, movilidad y turismo, temas clave del 28M en Barcelona).

En muchas capitales de provincia las promesas sobre desarrollo económico local o gestión de servicios municipales (limpieza, seguridad) han sido factores decisivos para decantar el voto.

Los estudios politológicos también resaltan que el contexto socioeconómico local puede influir en la eficacia de las propuestas. Una investigación sobre elecciones municipales españolas (1991-2011) encontró que indicadores objetivos como la tasa de desempleo municipal tienen un efecto significativo en el voto al partido de gobierno local (Elecciones municipales en España: análisis de determinantes individuales y contextuales del voto | Revista Estudios Políticos ).

Esto sugiere que los ciudadanos evalúan la gestión y las promesas en función de resultados palpables en su entorno (por ejemplo, si hay paro alto, puede haber castigo al alcalde vigente a pesar de sus promesas). En suma, unas buenas propuestas, creíbles y focalizadas en los problemas del municipio, pueden inclinar la balanza electoral. Al contrario, ignorar los temas que más importan a los vecinos –o basar la campaña solo en mensajes nacionales ajenos a la realidad local– suele ser un error estratégico, pues los votantes municipales demuestran tener en cuenta qué se propone hacer en su ciudad o pueblo.

Perfil del candidato y accesibilidad de su información

El perfil del candidato –su liderazgo, cercanía y trayectoria– es, con mucha frecuencia, el factor más influyente en unas municipales. De hecho, diversos estudios y encuestas recientes confirman que la mayoría de votantes prioriza a la persona que encabeza la lista por encima de las siglas. Una encuesta nacional de 2023 mostraba que cerca de 58% de los ciudadanos decide su voto municipal pensando más en el candidato a alcalde que en el partido, mientras solo un 32% admite anteponer la etiqueta partidista (El 60% de los votantes se fija más en el candidato en las municipales mientras en las autonómicas pesa más el partido).

Esta primacía del candidato se explica por la cercanía: en la política local los vecinos suelen conocer mejor a los aspirantes, valoran su reputación en la comunidad y su capacidad de gestión directa (¿Cómo influye el liderazgo político en el comportamiento electoral subestatal? Una aproximación cualitativa). Por ello, tener un perfil accesible y bien informado (es decir, que los electores sepan quién es el candidato, su experiencia, propuestas y cómo contactarle) es fundamental para atraer apoyos.

Los candidatos incumbentes o con larga presencia en la localidad suelen partir con ventaja precisamente porque su perfil ya es conocido. Por ejemplo, Abel Caballero, alcalde socialista de Vigo, revalidó en 2019 la mayor mayoría absoluta entre grandes ciudades de España (casi un 67% de los votos) gracias a su enorme popularidad personal (Abel Caballero vuelve a arrasar en Vigo pero pierde cerca de 19.000 votos). Su caso demuestra cómo un liderazgo local carismático, visible en la vida diaria de la ciudad, puede conseguir respaldos muy por encima de la media de su partido.

Otro ejemplo ilustrativo lo ofreció Ávila en 2019: allí un candidato escindido del PP creó un partido local nuevo (Por Ávila) y logró ganar la alcaldía con 11 concejales, superando al PP (6 concejales) y al PSOE (Resultados en Ávila de las elecciones municipales 2019: escrutinio de los votos). El éxito de Por Ávila se atribuye al tirón personal de su cabeza de lista (un político muy conocido en la ciudad) y a la confianza que generó su perfil frente a las marcas tradicionales. En ambos casos, tener un liderazgo reconocible y cercano permitió movilizar votos más allá de la fidelidad partidista habitual.

La “accesibilidad” del perfil implica también la capacidad del candidato para comunicarse directamente con el electorado y ofrecer información transparente sobre sí mismo. En la práctica, esto se traduce en presencia en debates locales, entrevistas en medios de la zona, web personal con el currículum y el programa detallado, e incluso contacto cara a cara con vecinos en mercados o barrios. Todo ello construye una imagen de confianza.

Cuando los votantes sienten que “conocen” al candidato (su personalidad, sus ideas y logros), están más inclinados a apoyarlo. Un estudio cualitativo (Martín de la Cruz y García de Madariaga, 2019) concluyó que el candidato es una variable “nuclear” en la decisión de voto municipal, hasta el punto de que un buen líder local puede atraer a votantes que en elecciones generales optarían por otra sigla distinta (¿Cómo influye el liderazgo político en el comportamiento electoral subestatal? Una aproximación cualitativa). Es decir, un candidato potente puede romper las lealtades partidistas nacionales y lograr votos prestados de personas que valoran más a la persona que al partido en ese contexto.

Desde luego, este factor tiene su reverso: un candidato poco conocido, con mala imagen o alejado de los vecinos puede lastrar las opciones electorales incluso si su partido es fuerte. De ahí que los partidos cuiden mucho la selección de sus cabezas de lista municipales y traten de dar visibilidad a sus candidatos (presentándolos con tiempo, difundiendo su biografía y logros, etc.).

Podemos afirmar que en las municipales españolas “quién es” el candidato importa tanto o más que “qué partido es”, por lo que facilitar información completa sobre esa persona y proyectar cercanía puede marcar la diferencia. La frase célebre –y enredada– de Mariano Rajoy lo resumía con humor involuntario: «es el vecino el que elige al alcalde, y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde» (El 60% de los votantes se fija más en el candidato en las municipales mientras en las autonómicas pesa más el partido). Más allá de la ironía, subraya esa realidad: la conexión personal entre electores y candidato es determinante en la arena local.

La marca del partido

A pesar de la fuerte personalización del voto municipal, la identidad partidista sigue siendo un factor significativo. Una parte importante del electorado mantiene lealtades ideológicas y vota en bloque la lista de su partido preferido también en las locales.

En la encuesta mencionada, un 32% de votantes priorizaba las siglas sobre el candidato (El 60% de los votantes se fija más en el candidato en las municipales mientras en las autonómicas pesa más el partido), y otros muchos seguramente combinan ambas consideraciones.

La marca del partido funciona como atajo informativo: especialmente en municipios donde el candidato es poco conocido, el votante se guía por la afinidad con unas siglas (PSOE, PP, etc.) o por el rechazo a otras. Además, la fuerza del partido a nivel nacional o regional proporciona recursos, estructura y arrastre de voto que inciden en el resultado local.

Las elecciones municipales españolas suelen interpretarse parcialmente bajo la lente de la “teoría de las elecciones de segundo orden” (Reif y Schmitt, 1980), según la cual los comicios subnacionales reflejan la coyuntura política nacional. En efecto, con frecuencia se observa que el partido que gobierna España sufre desgaste en las municipales de mitad de mandato, mientras la oposición gana terreno, a modo de “voto de castigo”.

Este fenómeno se ha visto en varios ciclos: por ejemplo, en 2015 el PP (en el Gobierno central entonces) perdió numerosos ayuntamientos importantes, y en 2023 el PSOE fue el que cayó en muchas ciudades frente a un notable avance del PP. Los comicios de mayo de 2023, celebrados a un mes de las generales, se consideraron el fin de ciclo para el gobierno central socialista y dejaron al PP como primera fuerza municipal en votos y concejales en España.

En términos agregados, el PP obtuvo unos 2.500 concejales más que el PSOE en 2023, consolidando un cambio de preferencias respecto a las anteriores elecciones (Elecciones municipales de 2023: análisis de sus resultados y debate sobre la reforma de su sistema electoral – Fundación Democracia y Gobierno Local). Esta nacionalización de las municipales evidencia que la dinámica estatal y la “marca” de cada partido (su imagen global en el momento) influye mucho en el comportamiento local de los votantes.

No obstante, conviene matizar que España presenta también una gran diversidad local. Junto a las dos grandes formaciones estatales, conviven en los ayuntamientos partidos regionalistas, plataformas vecinales e independientes que a veces son hegemónicos en su municipio. En estas localidades, la marca del partido local puede pesar más que las siglas nacionales.

Un ejemplo claro es Santa Lucía de Tirajana (Canarias), donde Nueva Canarias ha gobernado durante décadas y muchos votantes se identifican con esa marca local casi de forma “adscrita”. También en pequeñas poblaciones es común que los electores voten “al partido de siempre” en el ayuntamiento, arraigando un voto identitario más ligado a la comunidad que a ideologías nacionales. Incluso a nivel urbano, la marca del partido puede ser determinante cuando los candidatos no tienen un perfil diferenciado: por ejemplo, en 2019 el tirón nacional de Ciudadanos llevó a esta formación a entrar con fuerza en varios consistorios donde su candidato local era poco conocido, simplemente por la ola de la marca.

Desde la ciencia política, se apunta que marca del partido y candidato actúan como binomio en el voto municipal. Es decir, los ciudadanos ponderan ambos: si el candidato es sólido y el partido goza de buena imagen, se refuerzan mutuamente; pero si uno de los dos falla, el otro factor puede mitigarlo o acentuarlo. La “doble ventaja” ideal es un buen candidato y una marca partidista atractiva.

Cuando un excelente candidato concurre por un partido muy impopular, puede retener votos gracias a su persona (fenómeno del vote splitting local). A la inversa, bajo unas siglas potentes incluso un candidato mediocre puede obtener escaño “a rebufo” de la marca –aunque difícilmente liderará el ayuntamiento en ese caso–.

Un ejemplo reciente de la importancia de la marca es la irrupción de Podemos y sus confluencias en 2015, presentando candidaturas municipales de unidad popular: su mera marca de renovación y cambio atrajo a muchos votantes deseosos de alternancia (la expectativa de cambio) incluso sin conocer a fondo a todos los candidatos (¿Cómo influye el liderazgo político en el comportamiento electoral subestatal? Una aproximación cualitativa). Del mismo modo, en 2023 la marca Vox capitalizó en ciertos municipios votos de derecha descontentos con PP, consiguiendo concejales donde apenas tenía estructura local, solo gracias al tirón de siglas nacionales.

La fuerza de la marca partidista se manifiesta en las municipales tanto en patrones de voto fiel (militantes y simpatizantes que “votan lo de siempre”) como en tendencias de ámbito estatal que favorecen a unas siglas sobre otras en cada convocatoria.

Aunque a nivel individual muchos ciudadanos digan fijarse más en el candidato, la realidad es que la distribución global de poder municipal en España sigue muy ligada a los partidos: los dos grandes (PP y PSOE) se reparten la inmensa mayoría de concejales y alcaldías, complementados por partidos regionales fuertes en sus feudos (PNV en el País Vasco, ERC/JxCat en Cataluña, etc.) y por algunas plataformas locales exitosas.

La marca aporta estructura, ideología y reconocimiento que enmarcan la decisión de los votantes, incluso si estos luego evalúan al candidato concreto. Por tanto, entender los resultados municipales requiere considerar tanto las dinámicas locales como las olas partidistas más amplias que estén en juego en ese momento.

Presencia y actividad en redes sociales

En la última década, la campaña digital y la actividad en redes sociales han pasado a formar parte integral de las elecciones, incluidas las municipales. España no es la excepción: los ciudadanos cada vez usan más internet y redes sociales para informarse sobre política. De acuerdo con los datos del CIS, las redes sociales son ya el segundo medio al que recurren los españoles para informarse sobre asuntos políticos y de campaña, solo por detrás de la televisión (D – Revista Dígitos). Este cambio supone que la presencia online de los candidatos y partidos locales puede influir considerablemente en su visibilidad y en cómo llega su mensaje al electorado, especialmente al más joven.

Ahora bien, no todas las plataformas impactan por igual ni todos los segmentos de votantes las utilizan de la misma forma. En el contexto español, Facebook y Twitter han sido históricamente las redes políticas más relevantes. Facebook, con su amplia base de usuarios de todas las edades, se ha utilizado mucho para difundir mensajes de campaña municipal, crear páginas de candidato/partido y organizar grupos comunitarios de apoyo. Twitter, por su parte, aunque tiene menos penetración masiva, es muy influyente entre periodistas, políticos y votantes altamente politizados; marca la agenda mediática al instante y permite a los candidatos interactuar con seguidores o replicar mensajes en tiempo real.

Un estudio sobre las elecciones de Alicante 2019 evidenció que los partidos nuevos (Podemos, Ciudadanos, Vox, etc.) tenían más presencia y actividad en Twitter que los tradicionales (PP, PSOE), buscando hacerse un hueco mediante la comunicación online. Sin embargo, el mismo estudio concluyó que ser el más activo en redes no garantiza mejores resultados electorales (UMH: Repositorio RediUMH). En Alicante, por ejemplo, la candidatura más tuitera no ganó las elecciones, lo que sugiere que las redes son solo un factor de la campaña y deben complementarse con estructura territorial, programa y candidato atractivo para traducirse en votos.

Junto a Facebook y Twitter, en los últimos años han cobrado fuerza Instagram y TikTok en la comunicación política local. Instagram, enfocada en fotos e historias, se ha convertido en la ventana donde los candidatos muestran su faceta más humana y cercana –por ejemplo, compartiendo imágenes visitando barrios, anécdotas familiares, etc.– para conectar con votantes jóvenes de entre 18 y 35 años.

TikTok, la plataforma de videos cortos preferida por la Generación Z, irrumpió de lleno en las campañas de 2023. Un caso notable fue el de Ada Colau (alcaldesa de Barcelona en ese momento): incorporó TikTok a su estrategia electoral, produciendo vídeos desenfadados y mensajes adaptados al estilo de los influencers. Un estudio académico analizó todos los TikToks publicados por Colau en la campaña de 2023 y concluyó que, si bien no explotó totalmente las posibilidades interactivas de la plataforma, sí logró construir una imagen personal reconocible y acorde a la cultura de TikTok, convirtiéndose en ejemplo de esta nueva categoría de “político-influencer” (TikTok Use in Municipal Elections: From Candidate-Majors to Influencer-Politicians). La incursión de Colau en TikTok muestra cómo los candidatos exploran nuevas vías para llegar a votantes jóvenes allí donde estos pasan su tiempo, adaptando el formato del mensaje al medio.

Además de dar alcance, las redes sociales permiten cierto grado de interacción directa con los ciudadanos. Los directos de Facebook/Instagram, los hilos de Twitter respondiendo preguntas o los comentarios en TikTok ofrecen a los candidatos la oportunidad de conversar con votantes sin la mediación de la prensa. No obstante, en la práctica esta interacción todavía es limitada.

Por ejemplo, un análisis de la comunicación institucional en Twitter antes de las municipales de 2023 (cuentas de ayuntamientos) mostró poca interacción de los ciudadanos con esos perfiles, predominando un uso unidireccional de la red ( Comunicación institucional en Twitter. Uso de la plataforma durante las elecciones municipales de 2023 | Revista Mediterránea de Comunicación ).

En campaña, muchos candidatos tienden más a emitir mensajes que a debatir con usuarios, perdiendo parte del potencial dialogante de estas plataformas. Aun así, el mero hecho de estar presente y activo en redes brinda visibilidad constante: un candidato que publica con frecuencia, responde con agilidad y sabe viralizar sus propuestas seguramente logrará mayor atención pública que otro ausente del terreno digital.

En cuanto al impacto diferencial de cada plataforma, Facebook tiene un peso fuerte en el electorado de mediana y tercera edad (muchos vecinos siguen las páginas locales por esa vía), Twitter impacta sobre todo en la cobertura informativa y en movilizar a bases militantes, Instagram construye imagen positiva en franjas juveniles, y TikTok puede ser decisivo para captar la atención de los más jóvenes, más difíciles de alcanzar por canales clásicos.

También merece mención WhatsApp, que si bien no es una red social pública, se utiliza extensamente en campañas municipales para difundir mensajes virales, vídeos o coordinar a voluntarios a través de grupos vecinales. En 2019 y 2023 abundaron los casos de difusión de programas o lemas de campaña mediante cadenas de WhatsApp en pueblos pequeños, una táctica de micro-campaña digital puerta a puerta.

La presencia en redes sociales se ha convertido en un complemento indispensable de la campaña sobre el terreno. Un candidato activo en redes puede amplificar sus actos públicos (por ejemplo, retransmitiendo un mitin por streaming), puede responder rápidamente a ataques adversarios o noticias (lo que es clave en la comunicación de crisis) y puede llegar a votantes que no asisten a mítines ni leen prensa local, pero sí navegan por internet.

Sin embargo, las redes no ganan elecciones por sí solas: funcionan más bien como multiplicadores de mensaje y mecanismo de movilización (recordando a simpatizantes que vayan a votar, por ejemplo). La evidencia de las municipales españolas muestra resultados mixtos: algunos candidatos muy mediáticos en redes han logrado arrasar (apoyados también en su buen posicionamiento en otros factores), mientras otros con gran inversión en redes no evitaron la derrota. En todo caso, plataformas como Twitter o Facebook se han vuelto tan influyentes que hoy son el segundo canal informativo político para los ciudadanos (D – Revista Dígitos) y ningún estratega electoral las deja de lado. Cada partido suele enfocarse en las redes donde están sus potenciales votantes (por ejemplo, PSOE y PP mantienen fuerte presencia en Facebook y Twitter, mientras fuerzas como Podemos o más recientemente Vox han destacado en Instagram, YouTube o TikTok con contenido adaptado). Así, el impacto mayor se obtiene cuando la estrategia digital está bien dirigida: por ejemplo, usando Facebook para segmentar propaganda local por barrios, usando Twitter para lograr eco en medios regionales, o usando TikTok/Instagram para conectar emocionalmente con el electorado joven. Este uso inteligente de las redes, combinado con una narrativa atractiva, ha demostrado sumar puntos a las campañas municipales modernas.

Conclusiones

El resultado de unas elecciones municipales en España es el producto de la interacción de factores múltiples. Un buen posicionamiento programático (dar respuesta a las demandas locales prioritarias) granjea apoyos, pero será más efectivo si viene de la mano de un candidato convincente que sepa comunicar esas propuestas y cuente con la confianza de los vecinos.

Del mismo modo, una marca de partido consolidada aporta una base de votos fieles y recursos, pero en muchos lugares necesitará del empuje personal del alcaldable para atraer a indecisos o adversarios moderados. Y en la actualidad, una fuerte presencia en redes sociales puede marcar la diferencia especialmente entre electorados urbanos o jóvenes, aunque debe integrarse coherentemente con la campaña tradicional (debates, carteles, actos en la calle) para llegar a todos los segmentos de edad.

La experiencia española reciente ofrece ejemplos de cómo estos factores se combinan. En 2019, en varias capitales se impusieron candidaturas que lograron el equilibrio óptimo: por ejemplo, en Madrid la plataforma de centro-derecha unió un programa de seguridad y bajada de impuestos (contenido) con un candidato conocido (Martínez-Almeida) apoyado por un partido fuerte (PP) y una intensa campaña mediática, arrebatando la alcaldía a Manuela Carmena.

En 2015, casos inversos como el de Ada Colau en Barcelona mostraron que una candidata activista con gran conexión ciudadana y un mensaje potente de cambio local podía vencer al aparato de partidos tradicionales. Cada municipio es distinto: en pueblos pequeños a menudo “pesa más la persona”, en grandes ciudades a veces “pesa más el partido”, pero en la mayoría de casos los votantes hacen un cómputo global de todo ello. Como señala la literatura, los comicios locales combinan elementos de segundo orden (voto influido por la política nacional) con factores propiamente locales (Elecciones municipales de 2023: análisis de sus resultados y debate sobre la reforma de su sistema electoral – Fundación Democracia y Gobierno Local) ( Elecciones municipales en España: un análisis multinivel de los determinantes individuales y contextuales del voto | Revista de Estudios Políticos ), por lo que su análisis exige atender a ambas dimensiones.

En conclusión, los estudios y datos recientes confirman que no hay una sola clave mágica para ganar una elección municipal en España, sino un conjunto de factores que deben alinearse: un programa que conecte con las prioridades de la gente, un candidato cercano y transparente, una marca política que genere confianza (o, al menos, no rechazo) y una campaña comunicativa eficaz en todos los frentes, incluidas las redes sociales. Cuando uno de esos elementos falla, los otros pueden compensar solo hasta cierto punto. Pero cuando todos funcionan en la misma dirección, el éxito electoral es mucho más probable.

Las campañas municipales más exitosas han sabido, por ejemplo, poner en valor logros locales concretos (contenido), encarnarlos en la figura de un alcalde bien valorado (candidato), respaldarlos con el aval de unas siglas reconocibles (partido) y amplificarlos mediante un mensaje cercano difundido tanto en la calle como en internet (redes sociales). Ese equilibrio multifactorial es el que, a la luz de la evidencia, más influye en el signo de unas elecciones municipales en el contexto español actual.

Fuentes


Autor: Alejandro Borras | Artículos - Wikipedia - Linkedin de Alejandro Borras
Consultor de comunicación digital, Especializado en estrategias de comunicación, Identidad Digital y Reputación Online. Desarrollo de algoritmos para evaluar influencia en Redes Sociales y posicionamiento en buscadores (SEO). Especializado en comunicación política y campañas electorales.

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